Monday, July 30, 2007

Érase una vez, en la lejana provincia de san tremendo, una nube caprichosa que se llamaba Isidora, Todas las mañanas de invierno, se revolcaba en su cama con pereza, mientras su madre le insistía en que fuese a tomar desayuno. Isidora salía de su pieza de cielo frío, y se aprovechaba de bañar en su tina de niebla. Ella sentía que esa mañana el viento del sur la llevaría hasta la cordillera, donde su hermana Fernanda, iría a recibirla con un abrazo de nubes hermanas.
Cada cierto tiempo, Isidora y Fernanda salían de paseo, y recorrían con el viento norte, las altas y blancas cimas de roca.
Su aventura principal, consistía en arrojar grandes bloques de hielo desde sus entrañas, viendo felices como Guacolda, la vieja araucaria, se rascaba su enorme espalda como un gigante furioso.
Ellas reían sin parar, y se miraban presumidamente en el espejo que formaba el Lago de agua de imaginación, llamado así , porque tenía el hermoso don de convertir a las nubes en prisma.
Ellas se miraban desde muuy aaaalto, porque sabían que descendiendo un poquito más, el sol las derretiría en pedacitos de colores, formando en conjunto al hermoso arcoiris del pueblo, que cada mañana de lluvia, se posaba sobre los habitantes de san tremendo, mientras comían pancito amasado.

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