Saturday, February 18, 2006

pregúntale a Alicia

En el país de nunca jamás no hay alarmas que suenen descontroladas, en medio del caótico tráfico de una ciudad atochada de trabajadores por cuenta ajena que hacen florecer el flujo vehícular y también el circular, como el aparato circulatorio de las venas y las arterias de este cuerpo desvencijado que piensa todo esto mientras se mira en el espejo.

No hay antenas de televisión que capten el susurro indómito del tirano silencioso, del culpable invisible que me amolda inocente, con su sonrisa de payaso falso, con su cabeza aturdida por la falopa exitista que derrocha en un club de mala muerte, mientras los niños se van a la cama, porque mañana acudirán al reformatorio que no se cambia por control remoto, ni tampoco por el deseo de querer cambiarlo todo, aunque la comodidad sea la abúlica anestesia de esta amnesia colectiva, que más que colectiva es de unos pocos asociados en su afán de pisotearnos con su ademán ignorante de tránsito utilitarista y en su responsable guía espiritual por el camino de los buenos.

Pero me surge una duda. Qué hay en el país de nunca jamás?

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