Wednesday, April 26, 2006

De vuelta en Santiago de Chile. Hoy día mientras caminaba por el paseo ahumada, me acordé de algo que escuché, y es que existen dos cosas que son imposibles: Educar y gobernar. En cierta forma comparto esa apreciación. No es impracticable, ya que somos gobernados y educados, pero finalmente, no somos sino individuos que interactúan y que a partir de la propia construcción son capaces de interactuar de manera consciente y tanto la educación como el gobierno tienen una especie de vinculación que me da vueltas desde el momento que escuché esa frase. Todo esto lo elaboro de una manera muy intuitiva, y no sé si estoy siendo claro, pero al final siento que nadie es capaz de gobernarme porque yo soy mi propio gobernante cuando soy capaz de darme cuenta que me gobierno, y luego pienso que de alguien aprendí a utilizar esas herramientas que me permitieron llegar al autogobierno,y entonces siento que la educación en el sentido de imposición no es educación, sino más bien es una mera instrucción, que es sólo eso, una guía para salvarse, o para ser más "eficientes", pero instrucciones al fin y al cabo que como toda norma ya sea de tipo social o jurídica, imponen sanciones que nos compelen a respetarlas.

Curiosamente me dedico a estudiar instrucciones. La gran mayoría proviene de un modelo institucional de un imperio que existió hace un par de milenios, y que con el tiempo fue recogido en cuerpos jurídicos que glosaron y recopilaron gran parte de esa tradición. Con el nacimiento de los Estados Nacionales, se recogieron en códigos civiles y ....

Después recuerdo que los primeros romanos veían la suerte mirando los intestinos de los animales.

Pero volviendo entonces a la educación(me encanta irme por las ramas), siento que esta consiste en una sonrisa, en la posibilidad de identificarse, de amarse, de entender y sentir la poesíaque imprime un eco permanente, sin tiempo, de sonidos de hombres que de todas las épocas y en todos los lenguajes te dicen que sigas adelante, y que te conminan entonces a seguirlos y recoger la posta de esta carrera de humanidad.

Entonces, mientras camino por el paseo ahumada, pienso en la sonrisa de alguien que confía en que yo le puedo dar una respuesta , acerca de instrucciones que él no entiende y que probablemente yo si pueda entender. Entonces de alguna manera me doy fuerza para seguir corriendo en esta posta, y sonrío un poco, porque después de todo siento que ya gané, porque ya no compito.

Salud por la vida.