Tuesday, April 26, 2005

El viaje

Quiero compartir con ustedes, esto , que es como mi manifiesto. Acá va.

¿Qué es lo que hay que hacer cuando te encuentras solo y distante y divisas un manantial donde mojar las manos?

¿ Es posible detenerme un momento a contemplar el paisaje después de refrescarme y reponerme del largo paseo o quizás debo más bien ser disciplinado y cumplir con el horario correspondiente al itinerario?

¿Qué debo hacer si el deseo puede más que la estructura o la improvisación ya no es un mero capricho, sino la necesidad de presenciar los momentos en su más exquisita libertad y con la intensidad necesaria que vindique un momento de emoción , una sonrisa, una palabra, la creación de una casa sobre los cerros, o nimbos blanquecinos con rebaños de ovejas o un conejo que después se convierte en una cosa redonda?

Esas preguntas me las hacía permanentemente cuando sentía algún tipo de placer culpable, una extraña sensación de rebeldía contra las normas que yo mismo me imponía o más bien prefería imponerme para la preservación de los esquemas aprehendidos, todo aquello que te enseñan y que es absolutamente cierto. Se me aseguraba la felicidad. Era una felicidad consistente, trascendente, la única, la verdadera forma de experimentar la dicha, aunque tengamos que renunciar a una alegría más mundana.

Me dijeron que yo estaba bien y que estaba haciendo lo correcto, pero no me convencía que todos pudieran pensar lo mismo.

Cuando me enteré que existían personas que pensaban de una manera diametralmente opuesta, sentí que era posible que quizás hubiera más dioses y posteriormente sólo comprendí que Dios es una mera manifestación de la cultura, de seres que necesitan utilizar un poder divino, para explicar de manera supletoria lo que no puede teorizarse o comprobarse empíricamente.

En fin, hay que tener un poco de poder para propagar las enseñanzas del buen Dios. Entonces algunos sienten la necesidad de ser auténticos profetas.

Los profetas son exóticos. Yo prefiero ser un profeta sin revelación alguna,, una especie de Zaratustra del valle central, que camina por las calles de una ciudad grisácea y poco ventilada, y lo suficientemente grande como para sentirse una hormiga, que a diferencia nuestra, no se come todo lo que recolecta.

Pertenezco a un hormiguero con cuentas telefónicas y tarifas eléctricas, tarjetas de crédito y locomoción colectiva... mucha locomoción colectiva.

No es necesario caer en la trampa de evocar imágenes citadinas en medio de alejadas montañas. Me dirijo al manantial, lavo mis manos y bebo en ellas el agua de la vertiente, luego refresco mi cara y mojo mi pelo y el sol comienza a victimizarme con sus abrasadores rayos y vuelvo a hacerme una pregunta:

¿Qué debo hacer si la trascendencia no es un premio sino más bien una huella?

Mi respuesta es que prefiero seguir caminando.

Sunday, April 24, 2005

brain storm o pelar el cable.

El debate no puede surgir de un entramado de historias subsecuentes, así como de analogías con imágenes aprehendidas en algún recóndito lugar de la memoria. No debe surgir tampoco del convencimiento o de la creencia en algún valor supremo que emane de la memoria colectiva, impresa en textos declarativos y bien intencionados, hacia la institucionalizada búsqueda de la felicidad de los organizados pueblos de este rincón del planeta.
El debate en la micro, en la mesa del domingo, los platos rotos que vuelan sobre nuestras cabezas, y desencadenan la furia acumulada de algún gesto falto de cariño que más de alguna vez se robó nuestras sonrisas, son situaciones que al recordarlas retrospectivamente, son algo así como el cemento que paulatinamente se acopia en nuestra conciencia, y se endurece bajo la abulia del tiempo.
El debate porque me miraste feo, porque yo pensé que tu pensaste, porque estoy frustrado, porque soy capaz de pasar por encima, y manipular tus propias debilidades.
El debate por sentirnos más cómodos, por encontrar un lugar en el mundo, por estar contento en medio de los ritos de la tribu, por abrir mejores regalos bajo un árbol adornado.

la sonrisa en la fotografía, el momento cúlmine del orgasmo, el pecho que sostiene mi cabeza mientras me duermo, justifican el debate de hacer que todos en el mundo puedan llegar a plantearse siquiera, la posibilidad de comenzar a mirar las estrellas y pensar que es posible hacerlo, cuando ni el hambre ni la ropa son un problema previo.

Sunday, April 10, 2005

reflexiones domingueras

No me han dado muchas ganas de escribir estos días. Reconozco que en parte se debe a cierta monotonía en la que me veo inmerso, la que trato de compensar con una fuerte inserción en el mundo mediático de la internet y de la prensa. Así, me he informado por ejemplo del ascenso al poder de Nichi Vendola, un comunista, homosexual y católico, de la región de Puglia en Italia, que suma junto a otros muchos, cargos de poder ejercidos por una izquierda europea que aboga por las reivindicaciones y cambios de una derecha que procura desmantelar los sistemas sociales de protección de los modelos europeos. Me llamó mucho la atención su propuesta de gobierno, respaldada por una larga trayectoria activista político, mencionando propuestas de salud preventiva, o de una apertura a los derechos civiles de las minorías sexuales.
Me da la impresión de que poco a poco están surgiendo líderes importantes no sólo en Europa, sino que también en latinoamerica, y me llama muchísimo la atención el tono amenazante de algunos que describen el fenómeno como el inicio de una oleada de populismo de izquierda, que pretende volver a los conflictos sociales provocados en los años sesenta. Esas fueron las palabras que utilizó Pablo Longueira, uno de los líderes de la derecha chilena, quién a propósito del apoyo de Chávez a Insulza para la presidencia de la OEA( que en el fondo es la oficina de intereses de EEUU), señalaba que un hombre como insulza podía dar garantía de ser un hombre de izquierda serio, y que seguramente tendrá la capacidad de frenar a países como Venezuela que peligrosamente( para ellos) han establecido con éxito un modelo social dónde las personas más pobres acceden con dignidad a prestaciones por parte de un Estado que busca frenar la agravanre desigualdad y corrupción que por tanto tiempo existía en Venezuela, que el año pasado creció un 20% y del cual depende EEUU en gran parte debido a la compra del petróleo.
El juego consiste en mostrarse serio, y la seriedad consiste en ver la economía y la política como un complejo y difícil campo institucional, que sólo un pequeño grupo técnico es capaz de interpretar. Se ven tan etéreos y tan lejanos que nos conminan a no preocuparnos, porque en su seriedad sabrán satisfacernos, porque dando solución a lo que ellos denominan "nuestros verdaderos problemas"; luego el mensaje consiste en señalar que a la gente no le interesa que existan cambios constitucionales, y que eso forma parte de la discusión política inútil y mezquina con las grandes proyectos del país. Mientras tanto, seguimos creciendo, sigue aumentando la bonanza y aparentemente todo va muy bien, y llegamos cansados a nuestras casas sin más fuerza que la de acostarnos exhaustos, sabiendo que mañana la jornada será exactamente igual. De la desigualdad, ni hablar.
La economía y la política son cuestiones humanas, y surgen en el seno de las comunidades. Me da pena pensar que a ratos ni siquiera tenemos tiempo para pensar, pensar en que a lo mejor sería ver a mi barrio de mejor forma, o sentir que algo dije respecto a la planta de celulosa que me mató los cisnes de mi ciudad, o sentir que ahora quiero asegurar un patrimonio común con la persona que amo, sentir que frente a un problema se me plentean alternativas, que van más allá de la elección de la ISAPRE o de la AFP que me exije producir hasta los 65 años y en lo posible no enfermarme.No sería rico sentir que conozco a los vecinos de mi edificio, compartir una buena tarde en un parque, leyendo libros que valgan barato?. Los seres humanos somos más que simples engranajes. Si eso es populismo, sea.

Friday, April 01, 2005

Un lugar en el mundo

Soy ateo, pero siempre que me refiero al catolicismo, primero aclaro que fui católico hasta los 16 años. Recuerdo que estaba haciendo la confirmación, y en el momento del credo, no fui capaz de decir palabra alguna. Me dí cuenta en ese momento que no podía forzarme, y que en cierta forma sabía muy bien que los motivos de mi aferramiento a eso que llamamos fe, respondía más bien a una clara forma de desviar la mirada hacia cuestionamientos personales que se encontraban latentes.
Ahora, con 23 años y teniendo claro que soy un homosexual ateo izquierdista estudiante y latinoamericano, comienza entonces la reflexión acerca de las chapas y los títulos y nombres con que nos vamos designando a lo largo de nuestra vida. Puedes ser llamado doctor, maestro, jefe, profe, papá, delincuente, retrasado, cuico, pobre, huaso, flaite, maricón, comunista o facho, pero entonces llega un momento en que la pregunta identitaria se contesta con la designación de un solo individuo. Al final acabo siendo yo mismo mi propias mayoría y al mismo tiempo mi propia minoría. Es cierto, existen ciertas características que hacen que una persona se gane el apelativo de normal,si es que cumple con las normas de trato social que su cultura o la estructura gobernante le impone, pero también podríamos decir que existe por ejemplo en países como chile una pequeña minoría católica fundamentalista, que es inferior al 10 % de la población, que al mismo tiempo controla en buena parte los grandes grupos económicos y que a partir de ahí, es capaz de imponer su influencia en aquellos que toman las decisiones políticas fuertemente resguardadas a través de mecanismos que garantizan la perdurabilidad de la misma clase política.
Quizás no esté diciendo nada nuevo, pero finalmente la pérdida de la individualidad incluso en estos sectores está perdiendo alguna fuerza, al menos mediática. Los medios de comunicación dejan de vender si no muestran culos y tetas y eso lo sabe muy bien Ricardo Claro.En ese aspecto la creación de entretenimiento que pueda venderse masivamente, permite que los cuestionamientos morales queden dejados de lado, porque desde el punto de vista del mercado, resultan poco rentables .

Resulta también poco rentable el debate público,puesto que para que algún nuevo medio pueda incorporarse, deberá competir de igual a igual con gigantescos conglomerados que ponen toda su maquinaria comunicacional y financiera frente a la cual no es posible siquiera generar un contrapeso.

Y he ahí el problema. A medidad que surgen fenómenos interesantes, como el debate acerca de la homosexualidad, surge también un banalización del mismo, cuando "la chapa" te absorve como fenómeno de mercado, donde por tener el perfil de gay, comprarás determinadas marcas, irás a determinados lugares y leerás determinados libros, luego existen ciertas tendencias que te uniforman y caemos nuevamente en la pregunta de si realmente somos un grupo que pertenece a una categoría ontológica por el sólo hecho de tener una opción sexual.

Si abogas por cambios en el sistema institucional, buscando por parte del Estado el reconocimiento y la garantía de no ser discriminado arbitrariamenmte en el trato, en lo que dice relación con las relaciones patrimoniales o familiares que puedan darse como consecuencia de familias conformadas por parejas homosexuales, entonces constatas el llamado absolutista de quiénes quieren imponer su verdad , y desean tapar el sol con un dedo antes de escuchar, colocándote el nombre de peligroso, de desviado, de infeliz y apartado de los valores constitutivos de la familia, de la continuidad de la humanidad, de la dignidad y el pudor.

Si abogas por querer cambiar el sistema electoral, que permitirá una descentralización y una mayor participación ciudadana, entonces los protectores de la libertad verdadera, te contestarán que eso es algo que la gente no quiere, que lo realmente importante son sus verdaderos problemas, que nosotros, los que tradicionalmente hemos ejercido la política , estamos llamados a asumir el sacrificio del servicio. Y se mantiene la misma clase política , por los siglos de los siglos. Sin embargo, habemos muchos que creemos que hablando con la verdad, que reivindicando nuestro derecho a ser individuales, a no dejarnos influenciar, vamos a conseguir armar las redes que permitan alzar una voz que al menos nos permita decir que queremos hacernos dueños de nuestro propio destino.

No tengo nada en contra de los católicos,de hecho ellos también en algún momento fueron considerados minoría, y fueron perseguidos. Muchos líderes de la Iglesia lucharon e incluso dieron su vida por la lucha contra la opresión de la dictadura en Chile. Creo que al final cada uno tiene que darle un sentido a la vida. Yo me siento muy privilegiado, porque con la guata llena, al menos puedo darme el lujo de pensar que al menos puedo elegir y luchar por una vida donde abogue por una hermosa y llevadera resistencia.